Defensa especializada en procesos de cobranza judicial y protección de derechos del deudor
El juicio ejecutivo es un procedimiento judicial ágil y expedito. Se utiliza en Chile para cobrar deudas respaldadas por un título ejecutivo, como letras de cambio, pagarés o sentencias firmes. Este proceso busca garantizar que el acreedor pueda hacer efectivo su derecho de cobro de manera rápida. Pero, para el deudor puede representar un escenario complejo y estresante, ya que puede implicar el embargo y remate de sus bienes.
El juicio ejecutivo se inicia cuando existe una obligación clara, líquida y exigible que está respaldada por un título ejecutivo. Es decir, un documento que acredita la deuda de manera irrefutable. A diferencia de un juicio declarativo, que busca establecer un derecho, el juicio ejecutivo persigue la ejecución forzosa de ese derecho, en otras palabras, el cobro efectivo de la deuda.
Este procedimiento está regulado principalmente en el Código de Procedimiento Civil de Chile (artículos 434 y siguientes) y contempla etapas específicas para garantizar la rapidez y eficacia del proceso, siempre respetando las garantías procesales del deudor.
Importante: No cualquier deuda puede ser cobrada mediante este juicio. Solo aquellas que cuenten con un título ejecutivo válido como letras de cambio, pagarés, facturas aceptadas judicialmente, sentencias firmes o contratos con cláusula ejecutiva.
El juicio ejecutivo es un procedimiento judicial diseñado para hacer efectivo el cobro de deudas respaldadas por un título ejecutivo. Entre las características que lo distinguen están:
Estas características hacen del juicio ejecutivo un mecanismo potente para el cobro, pero también un proceso que puede afectar gravemente al deudor si no cuenta con una defensa legal adecuada.
El juicio ejecutivo es la vía legal más eficiente para cobrar deudas respaldadas por un título ejecutivo. A continuación, explicaremos brevemente sus 5 etapas clave:
El acreedor presenta una demanda acompañada del título ejecutivo y, en su caso, documentos que acrediten el embargo preventivo de bienes. Vale decir que, esta demanda debe cumplir con requisitos formales para ser admitida por el tribunal.
El tribunal notifica al deudor, quien tiene un plazo de seis a ocho días, para oponerse a la demanda o pagar la deuda. La oposición debe fundamentarse en excepciones legales específicas, como la falta de validez del título o el pago ya efectuado.
Si el deudor presenta excepciones, el tribunal las evalúa y puede ordenar una etapa probatoria limitada a los hechos controvertidos relacionados con dichas excepciones. Este proceso es más breve que en un juicio ordinario, con plazos estrictos para la presentación de pruebas.
Si no hay oposición o esta es rechazada, el tribunal dicta el mandamiento de ejecución que permite embargar y rematar bienes del deudor para cubrir la deuda.
Los bienes embargados se subastan públicamente y con el producto del remate se paga al acreedor. Si los bienes no alcanzan a cubrir la deuda, el proceso puede continuar para cobrar el saldo.
Nota: Cada una de estas etapas tiene plazos específicos establecidos por la ley, lo que hace que el juicio ejecutivo sea considerablemente más rápido que otros procedimientos judiciales.
Enfrentar un juicio ejecutivo sin la preparación adecuada puede resultar en pérdidas significativas para el deudor, incluyendo el embargo y remate de bienes. Por eso, es vital adoptar una estrategia sólida que incluya:
Consejo: Adoptar estas recomendaciones no solo mejora las posibilidades de éxito en la defensa, sino que también reduce el estrés y la incertidumbre que genera un juicio ejecutivo.